NUESTROS SUEÑOS PARA TRANSFORMAR LA MISIÒN IGLESIAS METODISTAS DE LA AMERICA LATINA
Para LA CONSULTA CON LAS IGLESIAS COMPAÑERAS EN MISIÒN Y LA CONFERENCIA ANUAL 2010 DE LA IGLESIA METODISTA BRITANICA
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con todos nosotros iluminando nuestra visión misionera hacia el año 2020.
Las Iglesias Metodistas de la América Latina nos unimos en una sola voz para agradecer a nuestro Dios por la oportunidad de participar y encontrarnos en esta Consulta-Conferencia para reflexionar sobre la misión, convocados por nuestra hermana Iglesia Metodista Británica. Esta ocasión nos proporciona una extraordinaria oportunidad para fortalecer nuestra unidad y contribuir en el discernimiento del Proyecto de Dios para estos tiempos desafiantes y complejos.
Desde ya hace 250 años cuando se formó la primera Iglesia Metodista, en la isla caribeña de la Antigua, se inició una generosa relación de cooperación para la misión entre la Iglesia Metodista Británica y las iglesias Metodistas que desde entonces se fueron extendiendo en el Caribe y el resto de la América Latina. Esta ha sido una larga, generosa y rica historia de cooperación mutua. Miles de misioneros británicos han entregado su vida sirviendo en diversos ministerios para ayudarnos a construir la vida y misión de nuestras iglesias a lo largo y ancho de esta región. También hemos sido beneficiados con sustanciales recursos teológicos y financieros. De la misma manera nuestras iglesias, como iglesias del Sur, en tan diversas y dinámicas culturas, han contribuido enormemente, dando testimonio de su fe, con la producción teológica y la lectura bíblica contextualizada, con lo cual reanimó y ofreció otro método para teologizar y releer la Palabra de Dios. Damos gracias al Espíritu que con su luz nos ha permitido dialogar bíblica y teológicamente como iguales con las escuelas teológicas y las iglesias del Norte. También el Sur, aunque empobrecido por el proyecto colonial, ha contribuido sin reservas a la reformulación y práctica de la tarea misionera.
Sin embargo, los tiempos han cambiado, hoy enfrentamos una crisis generalizada que se manifiesta en lo económico, político, social, religioso y cultural en general. El debacle financiero que estalló en octubre del 2008 en EUA y que luego se extendió a todos los países ricos del Norte, produciendo enormes secuelas en los países dependientes del Sur, ha desestabilizado la parroquia global. Las estructuras de injusticia construidas y afincadas en el sistema global no solo han producido miseria, marginación y exclusión, sino que también comparten la violencia, el armamentismo y la guerra, la cual ha dejado de ser convencional, con el terrorismo, el narcotráfico y el paramilitarismo. El calentamiento global amenaza llevarnos al abismo. Igualmente perdura en este sistema global, la corrupción y la impunidad. El futuro es incierto, la profecía está callada y las iglesias prefieren encerrarse en los templos para escapar a la responsabilidad de salir a la parroquia y allí oír y atender el gemido de quienes buscan afanosamente la salvación. Estamos entonces en una crisis ética, una profunda crisis de humanidad. También necesitamos discernir lo que Dios espera de nosotros en medio de los desastres naturales como lo sucedido en Haití, Chile así como en las inundaciones en Centroamérica.
Ante esta realidad, la Iglesia Metodista de Inglaterra, ha tomado la iniciativa de convocarnos a esta consulta para repensar la misión para el camino que recorreremos juntos los próximos 20 años en esta parroquia en crisis. Por lo tanto, las iglesias latinoamericanas aquí representadas, deseamos responder como una sola voz a su llamado; leyendo los signos de los tiempos, con mucha imaginación, fe y con toda la libertad que nos da el Espíritu deseamos manifestar lo siguiente:
1)En primer lugar, reconocemos nuestra propia necesidad de transformarnos para una nueva misión y forma de ser iglesia, en la que se manifieste una real preocupación por la vida de las personas, según lo anuncia el kerigma del Evangelio.
Esto significa un cambio de Mentalidad. Es necesario reconocer que tenemos recursos, – humanos e historias con experiencias de superación, para no limitarnos a que vengan los recursos financieros, sea del Norte o de otros lugares.
Urge el cambio de mentalidad (metanóia) en el sentido de que podemos fortalecernos de diferentes maneras y utilizar la creatividad y el intercambio con fines de apoyarnos mutuamente. Queremos hacer esfuerzos de autogestión y autosuficiencia, aún en medio de nuestras múltiples necesidades.
2)Pero también reconocemos, que tal transformación requiere un cambio en nuestra eclesiología. El diagnóstico en nuestras iglesias indica que nos hemos acomodado a la institucionalidad en desmedro del carisma misionero. Por lo tanto, necesitamos reconstruir una eclesialidad que considere la bivocacionalidad en el ministerio. Además es urgente diversificar los ministerios para superar el pastor-centrismo, recuperando así el principio del “sacerdocio universal de todos los creyentes”. Esto nos exige identificar en el pueblo de Dios nuevos dones espirituales. Capacitar a quienes reciben estos dones y entonces organizar ministerios para responder a las necesidades y problemas de la parroquia.
3. Ecumenismo Metodista
Es necesario cultivar el espíritu ecuménico entre nosotros mismos, ejercer el respeto delante de las diferentes formas de pensar entre las líneas teológicas que conforman el pensamiento wesleyano en su amplitud.
Necesitamos con urgencia reconocer la riqueza de la “Unidad en la Diversidad” en forma efectiva, de tal manera que seamos realmente Cuerpo de Cristo y podamos complementarnos en las diferencias, según las culturas y empoderar a las personas de forma holística.
4. Rescate de la Esencia Metodista
Es necesario considerar la herencia de nuestra tradición, mantener y profundizar tanto la ortodoxia, ortopraxis y ortopatia wesleyana en el contexto de los signos de los tiempos del tercer milenio latinoamericano y caribeño.
Urge rescatar el liderazgo laico – que debe ser capacitado adecuadamente y actuar con pasión misionera; reconocer los nuevos paradigmas construidos en el siglo XXI y utilizar la comunicación como instrumento de largo alcance, considerando la necesidad de cambiar el lenguaje; enriquecer la conexidad de tal manera que se compartan los recursos y se diversifiquen los ministerios.
Es decir, ser coherente con la vocación para la cual fuimos llamados como Pueblo Metodista: no para formar simplemente una nueva iglesia, sino para transformar la iglesia y la parroquia, además de esparcir la santidad bíblica sobre toda la tierra – Según el legado de John Wesley.
5. Una de las grandes herencias que nos dejó Juan Wesley fue sacar la misión del templo y llevarla como movimiento a toda la parroquia. Entonces, necesitamos recuperar los carismas del movimiento para dinamizar la misión y volver a poner la institución al servicio la iglesia en movimiento.
Anhelamos seguir el camino juntos la iglesia Británica y de América Latina y el Caribe, porque nos necesitamos mutuamente para complementarnos y seguir siendo eficaces. Hoy más que nunca necesitamos fortalecer nuestros lazos de cooperación mutua, pero sobre todo buscar la unidad para que el mundo crea (Jn.17:21)
Dado en la ciudad de Londres el día 23 de junio del 2010, justamente teniendo de trasfondo el campeonato mundial de futbol, en Sudáfrica.
Firmas:
Obispo Moisés Valderrama, Bispo Joao Carlos Lopes, Bispa Marisa Coutinho, Obispo Mario Martinez, Obispo Frank de Nully Brown, obispo Salomón Cabezas, Obispo Juan Alberto Cardona, Obispo Javier Rojas, Presidenta Inés Simeone, Presidente Mario Chanchavac, Presidente Francisco Guzmán, Presidente Francisco Mendoza, Rev. Joyce Torres, Rev. José Duque, Elsa Tamez, Magali Cunha, Humberto Shikiya.
(English translation to come)
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